"Bienaventurados los que están en el fondo del pozo... porque de ahí en
adelante sólo cabe ir mejorando". JMSerrat. Bienaventurados. Canción.
INSTITUTOS DE FORMACIÓN PARA DOCENTES
AGGIORNADOS AL NUEVO SIGLO
Yo propongo comenzar por los Institutos de Formación Docente.
Muchas reformas han tenido ya, es cierto. Pero no han mejorado el
producto, siguen anquilosados en un formato del siglo XIX. Además de haberle
sumado años (sólo para emparejar los sueldos) no han sumado calidad ni modos
diferentes de encarar el trabajo docente. Sus propios docentes pueden seguir en
las cátedras hasta elevada edad, demasiada a mi gusto. Si bien es cierto que la
experiencia suma, hay un límite para todo. Hay profesores que no han modificado
su cátedra en lo más mínimo desde sus comienzos...¿Cómo es eso posible? ¿Por
qué ninguna autoridad escucha sus clases? ¿Por qué está tan mal visto que un
regente de estudios -acompañado por colegas de la asignatura- puedan analizar su tarea? Hemos perdido el
concepto de inspección -lo tomamos como una traición, como inmiscuirse, como
pura crítica-. No cabe duda que es un gran problema observar la clase de un colega, pero habrá
que buscar un modo eficaz (que no es dar un concurso frente a otros colegas,
solo un día, para ingresar...).
El punto es que hoy, después de tantos años de cátedras
desordenadas, los estudiantes terciarios no tienen demasiados conocimientos para enseñar -recuerden que siempre me refiero
a mi propia experiencia en el área que me corresponde (Ciencias Naturales,
Química, Física)-. Las pocas horas de cada asignatura específica, la falta de
infraestructura y presupuesto para tener laboratorios con materiales adecuados
y ayudantes capacitados, han sacado al
ruedo docentes que no se animan (¡y menos mal!) a prender un mechero Bunsen
para hacer un experimento. O sea, veintenas de años de enseñanza de las
ciencias sin experimentos....sólo teoría en un pizarrón. Eso no es ciencia
escolar. Así es poco probable que los niños y jóvenes se inclinen por esta rama
del saber.
Cada instituto terciario del país tiene una currícula diferente. Y
si bien creo que debe haber un conocimiento focalizado en lo regional, también debe haber una matriz
estructural general que le permita al alumnado trasladarse de una provincia a
otra y continuar la carrera sin dificultades. Creo que debe volver a existir de modo
fehaciente -y no sólo con un nombre- el Ministerio de Educación de la Nación
para organizar y garantizar esta coherencia interna.
Volviendo al concepto de ciencia escolar que nombré más
arriba, creo que ya está muy claro que no enseñamos la ciencia de los
científicos, sino una manera de aproximarnos a ella a través de modelos
didácticos y experiencias sencillas que intentan despertar un gusto por estos
saberes. Por eso, el alumno/alumna del terciario no necesita estudiar una
ciencia erudita; con los conocimientos básicos BIEN PUESTOS, es suficiente. El
problema es ¿quién está en condiciones de enseñarle esos contenidos
específicos? Deben ser sus profesores universitarios?; deben ser científicos
investigadores?; deberán adquirir primero esos conocimientos en la universidad
y luego concurrir al profesorado para aprender a enseñarlos?; correspondería que
la universidad tenga cátedras sólo para alumnos de terciarios futuros
profesores? En cada una de estas preguntas hay una manera diferente de concebir
las cosas. La respuesta a estas preguntas la deberían dar los actores de un
gran debate nacional, amplio y muy heterogéneo.
Yo personalmente me inclino por la última opción porque creo
que demasiadas veces se han gastado recursos públicos en la construcción de
espacios físicos destinados a laboratorios que terminaron en bedelías,
preceptorías, secretarías, ya que nadie las usaba por falta de materiales de
laboratorio o de ayudantes o de tiempo -materias de dos horas semanales- o de
otros factores como la inseguridad propia de los docentes -gestada en los
institutos donde se recibieron-. Las facultades con carreras científicas tienen
las asignaturas, el material y la experiencia para formar una cátedra
específica para aquellos estudiantes de profesorado en ciencias. Es posible que
con uno o dos años de materias básicas elegidas oportunamente, sea suficiente
para darle a los futuros docentes las herramientas necesarias para poder
enseñar. Habrá que replantear el alcance y los objetivos, pero no hay que
erogar un dinero público que está destinado a perderse. Luego, con los
conocimientos adquiridos, los futuros docentes podrán cursar en su profesorado
el resto de la carrera docente en cuestión -tal vez otros dos años de carrera,
lo que haría un total de 4 como está previsto actualmente-.
Esta modificación apunta a mejorar el contenido, los
conceptos, de las materias básicas a enseñar. Pero enseñar no es sólo transferir
lo aprendido. Es imprescindible la transposición
didáctica[1] y eso es algo que SÓLO
se puede aprender en un instituto dedicado a formar docentes, con materias
específicas sobre la enseñanza (además de asignaturas propias del campo
escolar que ya existen). Imagino aquí un tiempo dedicado a preparar clases, a preparar
materiales didácticos, ver películas y videos y poder editarlos para aprovechar en una clase, aprender a usar
programas de computación, simuladores, videojuegos didácticos y sobretodo,
aprender a usar el AULA VIRTUAL como fue diseñada y como se usa en otros países
donde los docentes recibieron sus máquinas y aprendieron a usarlas en los
cursos de capacitación obligatorios y las escuelas tienen una intranet como red
escolar (y no el acceso a internet con facebook y otras páginas no escolares).
Como verán, hay más cuestiones para el debate.
También ser docente implica preparar actos escolares. Los
actos son un incordio desde hace más de una treintena de años (tal vez antes,
pero no lo sabía). En muchas escuelas secundarias se guardan carpetas con
viejos discursos para salir del paso. La mayoría no quiere hacerse cargo -por eso
toca por sorteo-; pocos colaboran; muchos se borran... Por supuesto que en muchas
escuelas se hacen unos actos comprometidos con la realidad y con la
Historia. Ni nadie ni todos. De todo he
visto (en CABA y Gran BsAs).
Sería fantástico comprender la importancia de los mismos.
Tener conocimientos fundamentales de cada uno, comprender que -como docentes- estamos
formando en valores de conjunto, de sociedad. Por eso creo que -en estos
institutos que mi imaginación deja crecer- debería haber una asignatura dedicada
al tema, que se curse ligada con otras carreras para que, en la diversidad de
posturas ideológicas, surjan actos comprometidos.
Dicho sea de paso, pienso también que en las escuelas primarias
y secundarias habrá que volver a tener profesores de música y plástica que
formen parte de una comisión de actos permanente si queremos lograr ciudadanos
que comprendan nuestros hechos históricos. Y también sostengo que hay que incluir
teatro como una asignatura permanente. Esto no quiere decir que hay que obligar
a todos los alumnos a cursarla, igual que música y plástica. Dejarlos elegir libremente,
y cambiar la opción por año, es importante.
Para mejorar el sistema educativo hay que tener docentes
idóneos y responsables con su labor. Ergo, hay que formarlos primero.
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