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jueves, 8 de diciembre de 2022

LOS ACTOS DE FIN DE AÑO.

 HABLEMOS DEL JARDÍN DE INFANTES.

2022. Sala de 4 del turno tarde. Citados a las 16:30 hs en el mes de Diciembre, con pedido expreso de ser puntuales papis. Por cada niño o niña dos padres, cuatro abuelos y/o algunos tíos. Al llegar ya había una larga fila en la calle llena de niños corriendo por la vereda con sus hermosos disfraces puestos y familia presente, charlando y abanicándose el calor infernal.

A las 17 comenzó a salir el turno mañana del salón de actos. A las 17:30 entramos. Primera falta de respeto por parte de la institución. 

Pregunta 1: ¿Por qué organizar el acto de ambos turnos con más de doscientos  niños y mil seiscientos familiares el mismo día? 

Respuesta 1: porque el Jardín no tiene un espacio tan grande y debe alquilarlo, lo cual implica que si quiere dividirlo en dos fechas, pagará dos veces. Cuestiones monetarias (de todas formas, todos los invitados pagamos el valor de una entrada con lo que -supongo- cubren el costo del alquiler). De todos modos, pensar que podrían atrasarse -separando por una hora los horarios de salida y entrada- mostraría un poco de humanidad. La planificación puede fallar.

Al llegar al salón el calor humano del grupo saliente, nos envolvió. De tener aire acondicionado -no pudimos percibirlo- éste no alcanzaba para tanta gente. La cantidad de sillas era la mitad de los invitados entrantes -y eso que la escuela sabía la cantidad de entradas vendidas a los familiares de cada  pequeña/o-. 

La zona de las primeras sesenta sillas estaba reservada para los padres de los niños que actuaban en cada presentación. O sea, por salita. Esto significaba que ese grupo de padres debía desalojar ese sector cuando sus hijos terminaran su participación. Padres que se iban, padres que entraban pugnando por la primera fila. Es obvio que en el resto del público también se generaba el mismo oleaje, los abuelos y tíos se retiraban cuando su artista favorito dejaba el escenario. Y así todos se acercaban a felicitar al niño y a sacarse fotos inolvidables, mientras el segundo grupo de pequeños -de otra salita- ya estaba actuando. Voces, aplausos y abrazos por todos lados en simultáneo con chillidos de padres pidiendo silencio para poder escuchar a sus propios vástagos. Segunda falta de respeto por parte de la Institución.

Pregunta 2: Si sólo se dispone de un único espacio-tiempo, ¿por qué mover a la gente de modo permanente? ¿Para que puedan estar más cerca? 

Respuesta 2: Con contar cuántos padres hay por sala -con entradas vendidas anticipadamente- , y dejar esas silla fijas evitaban el desorden y sobretodo la falta de respeto de los mayores frente a otros niños que no sean sus hijos. Y siempre estarán más cerca los que se preocupen por llegar temprano. 

En ese desorden pudimos ver a nuestro nieto subir al escenario, con su traje un poco ajado de tanto correr en la espera previa. El volumen de la música estaba bien alto para tapar todas las voces del público. Tanto, que se perdía la nitidez y no se entendían las palabras de los niños en algo que las señoritas habían grabado con anticipación.  Una pena. Tampoco se escuchaban las palabras de la Directora en el micrófono, aunque logré entender que pedía disculpas por el atraso. Y también pedía a las familias que no se retiren cuando sus hijos terminen de actuar, por respeto a los que todavía no lo habían hecho. Tercer error de la Institución.

Pregunta 3: Si prepararon todo para que los padres se levanten de su sitio a buscar a su hijo cuando ya actuó y  para dejar libre el lugar a los que siguen ¿cómo pueden pretender que todos esos grupos familiares se queden parados y mudos mirando a otros niños que ni conocen? 

Respuesta 3: no tengo respuesta a semejante desbarajuste. 

La actuación de todas las salas, sin importar la edad, tenía un mismo diseño. Los niños entraban con una canción y un baile conocido y practicado -no sé decir si con muchos o pocos ensayos-. Tenían una coreografía que las Seños iban marcando debajo del escenario y que algunos niños recordaban más que otros. Al terminar, comenzaba otra canción en inglés con el mismo esquema de trabajo. Si el acto de fin de curso tiene como objetivo mostrar los aprendizajes del año, poco es lo que se puede observar en este planteo. Otro error de la Institución escolar.

Pregunta 4: ¿los actos se hacen para que la familia vea a sus peque disfrazados con hermosos trajes -a los que se llega después de largas discusiones en los grupos de whatsapp-  o se hacen para mostrar aprendizajes logrados? ¿La educación ha perdido los objetivos?

Respuesta 4: yo creo -y no soy la única- que el acto de invitar a los padres a ver el trabajo que sus hijos han logrado durante el año debe ser algo más sencillo y más íntimo. Cada sala, en el mes de noviembre puede poner sobre un escenario de su mismo jardín -el patio, si no tiene escenario- la muestra preparada, con la presencia de padres y familiares organizada con tiempo para saber cuántos son. En el mismo tiempo que se invirtió en ese aparatoso encuentro en un salón externo, los niños no sólo desarrollarán lo practicado con sus disfraces y sus bailes, sino que se pueden explayar cómodamente contando sus experiencias al mostrar sus dibujos, pinturas colages u otro tipo de trabajo áulico. Cada uno mostrando su carpeta. Con espacio y tiempo. Con calma. Con respeto. Y hasta con una merienda compartida. 

domingo, 31 de julio de 2022

¿POR QUÉ ES TAN DIFICIL?

 

1-HOY

Doce de la noche.

En la soledad de su isla de edición del canal de TV más importante del país, el Jefe de edición, llora. Mira esa imagen una y otra vez. La adelanta, la atrasa, la detiene, la agranda. Se mira.  Y por su cabeza corre la cinta de su historia. La infancia, la adolescencia. Sus siete hermanos, sus padres. La miseria. La absoluta miseria de la mano de la desidia, que los acompañó siempre y que sigue acompañando al resto de la familia, excepto a la pequeña Lu. Ella es como él. Lo adora y él lo sabe. Lo imita y eso es bueno. Ella va a llegar. Ella tiene eso que hace falta. ¿Tendrá también Lucía  la culpa con la que él cargó siempre? ¿Pasará también Lucía por este dolor de no poder contar su historia al ser más amado?

2-INUNDACIONES

La sirena que suena y suena hasta hacer reventar las tripas por la rabia, por la angustia y la injusticia. Los periodistas sobres botes de Prefectura mostrando las imágenes de la desolación. Llenándolas de palabras trágicas para hacer más doloroso el espectáculo, total el problema no es de ellos… Un hombre empuja una vieja puerta de heladera Siam que flota con cuatro niños arriba. Una mujer de edad indescifrable camina a su lado con un bebé en brazos. Los chicos ríen y empujan con remos de huesitos con poca carne.

¡Qué maravilla la niñez! Qué poca consciencia de lo que la sociedad, luego, marcará a fuego. Ellos se divierten. El hombre habla a las cámaras. Pide colchones, abrigos, ropa, leche. Pide. La mujer llora. La pequeña en sus brazos también. Hace frío. Sigue lloviendo.

3-LA ESCUELA

A Ramiro le gustaba la escuela. Y no porque le daban el desayuno y el almuerzo (y algo para llevarse a casa cuando sobraba). No. A él le gustaba aprender. No como a sus hermanos mayores. Ellos peleaban todo el día. Lástima que las maestras se enojaran tanto porque los chicos no llevaban los cuadernos y lápices que ellas mismas les habían regalado. Se enojaban tanto que al final, no enseñaban nada…

Y ni hablar de hacer las tareas. Ramiro lo intentaba, pero su padre le decía “mariquita, andá a jugar a la pelota”. Y él iba. Claro que le gustaba jugar al fútbol en la canchita de la villa. Se armaban torneos. A veces con los del otro lado del arroyo. Eso sí, siempre terminaban a las trompadas. Suerte que Ramiro era rápido. Nunca cobró, en cambio sus hermanos peleaban hasta volver ensangrentados.

Tampoco pudo terminar el octavo año. Había cumplido los trece y su padre le dijo que tenía que traer plata a la casa como sus hermanos mayores. Y así fue que lo único que tenía para leer eran los carteles publicitarios que veía desde la ventanilla del tren, todos los días, hasta llegar a la estación terminal. Se los sabía de memoria. Esperaba con ansiedad que los cambien, aunque cada vez tenían más fotos y menos palabras. Él ya no los podía entender, eran de otro mundo… ¿Por qué todos tenían imágenes de gente sonriente, bien vestida, en autos imponentes y comiendo cosas ricas? ¿Cómo se llega a ese mundo? Se preguntaba.

4-LA CALLE

Cuando pisó los veinticinco oía decir a sus compañeros de trabajo “la calle es dura, pero es buena”. ¡Qué fácil hablar cuando no te suenan las tripas por los días de ayuno! ¡Qué fácil opinar cuando dormís bañadito en una cama mullida y calentita! Todos opinan creyéndose los dueños de la verdad, pensaba para sí. ¿Cómo pueden hablar con tanta certeza si jamás estuvieron allí? Pero él no los contradecía, intentaba no participar en esos debates. Tampoco se enojaba, sólo los dejaba con sus ideas. No quería que supieran lo que él sabía, por lo que él había pasado. Ya había comprendido que no era bueno mostrar su historia. La gente se aleja, tal vez por miedo a que siga siendo el raterito arrebatador que alguna vez fue. ¿Tendrán pánico de pensar que acaso haya usado una navaja o un arma de fuego? ¿Creerán que se nace asesino o ladrón y que eso no cambia jamás? Esas eran sus preguntas. No tenía respuestas. Pero había sentido –años atrás- la discriminación, la quita de oportunidades por haber dicho que alguna vez durmió en los trenes de estación. Así que ahora era un hombre sin pasado.

 

5-TRAPITO

Trece años. Oficio: trapito. ¡Cuántos nuevos oficios trajo la miseria del neoliberalismo! Calles pobladas de jóvenes con ninguna posibilidad de una vida digna. Juntando monedas por cuidar a los autos que se estacionan frente a cines, teatros, restaurantes, shoppings.

Todavía niños o muy jóvenes, miran –con ansias o con desdén- cómo personas elegantes bajan de sus autos para disfrutar de una noche diferente, algo que ellos quizá nunca puedan conocer.

“Persevera y triunfarás” le había dicho a Ramiro una maestra del séptimo año. Una maestra diferente, que pudo ver a través de su ropa sucia y rota, un corazón palpitante de ganas de cambiar las cosas. Ella le hablaba en los recreos, en las horas libres. Lo aconsejaba, le daba ánimos. Le prestaba libros interesantes. La única, la Srta Noe.

Él estaba dispuesto a perseverar. Tenía ambiciones de progreso.  Quería “pertenecer”, como decían los carteles publicitarios que leía día tras día desde el tren. Era observador, analista, inteligente. Simpático y ocurrente.

Y así, de tanto cumplir con su faena de “trapito” bajo la lluvia o el sol, todos los días, lavando autos o haciendo algún mandado al kiosco, se ganó el cariño de algunos comerciantes del lugar.

Y un día, fue bachero.


6-CREAR EL FUTURO

De lavar cacerolas, platos y cubiertos, pasó a mozo. Un sueldo fijo ya era bastante alegría para él, pero ahora su salario aumentaría y además tendría propinas. José le enseñó a usar la bandeja, a memorizar el pedido, a ser más educado y gentil. Ramiro tenía voracidad por aprender.

Al principio llevaba los pedidos de la calle, de los otros comerciantes: a las siete de la mañana café fuerte con una medialuna para Miguel, el diariero; café con leche y dos medialunas para Franco, el ferretero a las ocho y cuarto; ocho y media salía con cortadito y un alfajor de maicena para Zulma la del mercadito; y así.

Una mañana, un cliente nuevo encargó tres cafés para el canal. José le tuvo que explicar que era eso que estaba a dos cuadras, lleno de antenas satelitales.

Y ahí lo vio. Nunca lo había notado. Con sus grandes carteles anunciando sus programas. Con custodias vestidos de uniforme en la mesa de entrada. Con ese ventanal que se ve desde la pantalla al mirar el noticiero. Y la gente: linda, arreglada, con ropa impecable y autos flamantes.

“Yo quiero trabajar aquí” se dijo. Tenía quince años y ningún estudio completo. Pero ese fue el día en que ocurrió su milagro. Ese fue el momento donde realmente eligió. FIjó su meta y se organizó para alcanzarla. ¿Qué fue lo que lo diferenció de todo su entorno? Querer. Querer hace la diferencia. Pero no es un “quiero”, no. Es un “¡QUIERO!!!”.

Así fue trazando objetivos: en la nocturna de a tres cuadras, terminaría la primaria y luego la secundaria, y luego…luego veremos.

 

7-LA UNIVERSIDAD

Eligió la pública, por supuesto. No podía pagar una facultad privada. Juan lo dejaba vivir en el altillo, entre cajas de mercaderías le ubicó un catre. Don Walter, el encargado, se había jubilado y Juan lo subió a ese puesto. Era más de lo que él esperaba. Solucionó su problema de tiempo gastado en viajar, podía estudiar al volver de las clases. Además, los tres años estudiando y volviendo a su casa fueron un infierno. Su padre alcohólico ya estaba tornándose violento con sólo verlo. Sus tres hermanos mayores, siempre en la esquina tomando y jugando. Dos de sus tres hermanas menores no ayudaban en lo más mínimo a su madre. La única que ayudaba era Lucía, la más chica. Y también la única que estudiaba.

Aprobó cada materia en tiempo y forma demostrando una capacidad extraordinaria que no pasaba desapercibida por los profesores. Pero él no se consideraba “un genio” como decía una compañera. Él sabía que todo deviene de una perseverancia sobrenatural –como le había enseñado la seño Noe-. Una voluntad que cada día se le tornaba más férrea en lugar de doblegarse.

Si tiene que comparar, sabe que le costó mucho más la escuela nocturna que la facultad. Tenía un bagaje de conocimientos tan rudimentario, menos que elemental, que no podía comprender ni el lenguaje de sus profesores. Organizarse con tantas asignaturas fue el primer obstáculo. Nadie le explicaba cómo preparar sus carpetas, qué tareas hacer primero. Recuerda cómo trabajaba noches casi enteras en hacer tareas que eran de la semana próxima y no completaba las del día siguiente. Siempre lo retaban o le ponían malas notas, hasta que un preceptor lo encontró llorando en el baño. Estaba tan ofuscado, no podía entender qué pasaba, por qué había compañeras que siempre cumplían con todo y él nunca llegaba. El buen Nacho lo sentó en su mesa y le mostró –con horario en mano- cómo organizarse. Por algo lo eligió para que le entregue la medalla al recibirse, y con honores.

Lograr ayuda con las materias difíciles, era su segundo obstáculo. No podía pagar clases particulares ni conocía a alguien que pueda explicarle esas ecuaciones matemáticas o los análisis sintácticos de Lengua.

Comprender que le faltaba vocabulario y que debía leer mucho, fue la clave para continuar. Y leyó, en la biblioteca pública que encontró a la vuelta de la escuela. No se hizo socio, pero en cada ratito libre iba a la sala a terminar algún cuento corto, alguna novela, alguna biografía.

“Los libros te hacen crecer” había visto una vez en una publicidad que tenía un dibujo de una jirafa parada sobre un montón de libros. En aquel momento no comprendió...

-“Licenciado en relaciones públicas” ¡Ja! ¿Qué tal? ¿Y para qué te sirve esto? –le había preguntado su hermano mayor.

 

8-LA CULPA

-¿Dónde estás los domingos que nunca podés reunirte con nosotros? –solían decirle sus compañeros de trabajo. Él respondía vaguedades.

Estaba con su familia o lo que quedaba de ella. El mayor estaba preso y el segundo, fugado. El tercero en la esquina, perdido por la droga. La hermana que lo seguía en edad se había ido a vivir con su novio. Su madre había muerto, así que la casa contenía a su padre alcoholizado y violento y las dos hermanas menores. Lucía había terminado el secundario pero no quería salir de la casa por no dejar sola a Kris que vivía en depresión.

Dormía los sábados con ellos, inundándose cada vez que llovía. Soportando el calor, el frío, los olores del arroyo que ahora le resultaban tan repugnantes, tan penetrantes.

Él alquilaba un monoambiente pequeño cerca del canal. No podía llevarlas, pero no quería dejarlas. Cada domingo acarreaba frutas, carnes y compras de almacén justo para una semana porque si les entregaba el dinero, se transformaba en vapores etílicos, entre otras cosas.

En la semana trabajaba mucho y seguía estudiando. Ahora que conocía el canal por dentro descubrió cuánto le gustaba el manejo de la imagen, la edición, las cámaras. A eso enfilaba, ahora en una universidad privada.

Había pensado en dejar la facu y poder gastar ese dinero en un alquiler de un departamento o casa para él y sus dos hermanas. Y pagarle un tratamiento a Kris y los estudios a Lu. Pero prefería esperar un poco más y mejorar su situación económica con un puesto diferente.

Tenía una amiga, o masqueamiga, Ana, de la que él estaba enamorado, pero no quería dejarla entrar en su mundo. Ella ya estaba oliendo a raro este vínculo. Se enojaba con él porque no la dejaba acompañarlo a ver su familia los domingos. Empezaba a imaginar que él era casado.

Una madrugada sonó su celular. Sobresaltado lo atendió. Era Lu que le comunicaba que estaban en el hospital. Kris se había cortado las venas.

Él se levantó corriendo, se vistió casi sin respirar y dejó a Ana sentada en su cama y sin ninguna explicación.

 

9-UNA PÉRDIDA MÁS

Sin pensarlo dos veces, tomó a su hermana del brazo y salieron del cementerio casi como corriendo. No saludó a su padre ni a su hermano que se quedaron parados bajo la lluvia como sin comprender realmente lo grave de lo sucedido.

Llegó a su pequeño departamento con Lucía muda y asustada. No había accedido a pasar por la villa a buscar nada de ella. Te voy a comprar todo lo que necesites, le dijo, pero ahí no volvemos más.

Notó que Ana no respondió nunca más sus llamados y en el trabajo casi no la cruzaba, ella había pedido cambio de sección.

Prefirió callar a contar su verdad, su dolor, su historia, su vida.

 

 

 

 

 

 

martes, 21 de junio de 2022

Mesopotamia argentina


 Este es un mapa con el circuito que estamos organizando con mi esposo, para septiembre. Todo en auto. 

Amo armar los viajes. Ver qué voy a reservar. Amamos los hostels desde que los conocimos por error, llenos de gente joven, de muchas culturas diferentes, sencillos y divertidos, llenos de alegría, de proyectos y algunos con su música a cuestas. 

Y al planear un viaje por nuestro país, me aparecen recuerdos de infancia: de maestras enseñando las regiones geográficas argentinas; de nosotras, alumnas, preparando mapas en telgopor con plastilina, indicando montañas, sierras, ríos, flora y fauna (con animalitos de chocolatines Jack). Disfrutaba de reunirme con mis compas para hacer esos trabajos prácticos. Y no se me olvidaron muchos de esos contenidos porque al llegar a dichas regiones veía aquello que lo libros decían.

Cuando fui docente en el Magisterio del Normal de Quilmes, el tema se llamaba Biomas de la Argentina y mis alumnas debían prepararlos en equipos pero con la adición de investigar sobre su música, sus comidas típicas, sus trajes regionales, sus pueblos originarios y su lengua, su economía (cultivos,cría de animales, minería, industrias, turismo). Y un punto muy importante era sumarle creatividad a la presentación.  Muchas veces me preguntaban si podían pedir ayuda a familiares y amigos. Así que he comido platos típicos de recetas de la abuela, he visto bailar coreografías de grupos folclóricos de la zona, o escuchado canciones en vivo con guitarra o acordeón. Han llevado colección de minerales del suelo de la región; variedades de choclos u otros granos; folletos de actividades turísticas. Se han presentado vestidos con ropas típicas.

Creo que ese es el modo -y no sólo en primaria. también lo hice en el terrible polimodal de los 90-. Aprender con contenidos significativos, reales, vinculantes. Hoy podemos sumar tecnologías impensadas hace más de diez años. Videos, mapas interactivos, fotos y mucho más. Y ni hablar si a esta presentación le diéramos el carácter de trimestral y fuera preparada por docentes de diferentes asignaturas...

Porque les puedo garantizar que cuando una se sube al Monumento a la Bandera, o mira la estepa patagónica o el cerro de los 7 colores, o navega el canal de Beagle o se moja en las Cataratas, llegan esos recuerdos como los vimos en los libros, y realmente emocionan.


sábado, 18 de junio de 2022

PIGMENTOS, SALUD Y OBRAS DE ARTE


 Otro ejemplo, y aquí la boticaria aclara que ya no se enseñan materias por separado, sino la relación de los contenidos. El arte siempre presente y desde ahí la Historia, la ciencia y la salud. A animarse colegas! Que sacudiendo el polvo aparece el brillo.

TRABAJAR POR PROYECTOS


 Presentar los contenidos de modo conjunto a partir de un disparador, como este video por ejemplo. Reunir profes de Arte, Historia, Literatura, Geografía, Ciencias.... y entre todos elaborar un producto final -puede ser semejante a este o distinto-. No importa. Lo que importa es aprender a trabajar diferente, en conjunto, con menos estructuras obsoletas y más movilidad física y mental. A disfrutar el aula. A divertirnos con los jóvenes. A enseñarles valores, que lo específico se adquiere igual.

lunes, 13 de junio de 2022

 

¿TE LO CREISTE? PERDISTE.

 

¿Cuándo dejamos de ser jóvenes? ¿Al cumplir una cierta edad? ¿Cuál? Hay profesores universitarios que a sus setenta años dan clases magistrales mientras jóvenes de cuarenta y nueve no ven la hora de jubilarse por no entenderse con sus alumnos o no querer actualizar sus conocimientos. Veo videos de hombres y mujeres con más de setenta años nadando en mares helados, bailando foxtrot o rocanrol. Conozco gente de casi noventa en inmejorables circunstancias intelectuales y físicas. Tengo un tío de noventa y seis que sigue siendo el presidente de la Caixa ya que lo hace con todo gusto, amor y pasión en  perfectas condiciones de salud. Concluyo pues, que no es la edad cumplida lo que hace que dejemos de ser jóvenes.

¿Qué es entonces? ¿La mente? Una mente programada desde pequeños para pensar que al ser grandes nos vamos a enfermar, que vamos a perder la memoria, que de grandes ya no podremos aprender nada nuevo, que ya no podremos entender bien las cosas que ocurren en derredor….Por eso a nuestros antepasados los sentaban al sol y ya. Esa era su vida después de “la etapa activa de trabajo”. Algo que  todavía ocurre en muchísimas pequeñas ciudades de todos los países del mundo –porque en las grandes ciudades los sientan en un geriátrico-. Pareciera que el único objetivo de los humanos es producir bienes o servicios y los que ya no pueden, pues a esperar la muerte.

Y como autómatas vamos repitiendo lo que nos dijeron hasta que nos lo creemos. Por eso luego nos ocurre. Reafirmando así el concepto para que a nuestra descendencia no le quepa duda. Lo bueno es que siempre hay personas dispuestas a patear los límites preestablecidos    –vaya una a saber por quién- y se animan a seguir entrenando, bailando o estudiando. Excepciones dirán algunos. Con los primeros puede aceptarse la idea, pero hoy son muchos los que logran una vida plena. No hay casualidades ni suerte, hay causalidades.

Pero como la ciencia investiga y años después se desdice, ahora sabemos que las neuronas no se van muriendo como se decía hace una veintena de años atrás. Las dendritas se regeneran y rehacen su sinapsis cuando hay un estímulo. El aprendizaje de nuevos conocimientos amplía el cuerpo neuronal y mejora la transferencia de información.

Investigaciones con mediciones energéticas en diferentes zonas del cerebro muestran cómo ciertos pensamientos de energía de frecuencia elevada mejoran el sistema neuronal, así como los de baja frecuencia lo “apagan”.

Algo que los pueblos orientales originarios supieron siempre: los pensamientos con fuertes emociones asociadas tienen el potencial de crear la realidad. Luego, PODEMOS DECIDIR ser sanos y fuertes –más allá de los años y las arrugas- sólo por educar a la mente con pensamientos positivos, energía vibratoria de alta frecuencia que se logra (entre otros métodos) en la meditación y se transfiere a nuestro ser cuando realmente nos consideramos creadores de nuestra realidad.

¿Es fácil? No, pero es posible.

 

 

Puedes ver también:

https://emalbacete.es/cambia-el-funcionamiento-cerebral-con-afirmaciones-positivas/

https://www.humanopuente.com.ar/espanol/home 

Película: “Y tú qué sabes?”  https://www.youtube.com/watch?v=W5KdOsc8hRo

martes, 17 de mayo de 2022

TEMA ALGIDO: LIMPIEZA EN LAS ESCUELAS.

 Si, tema álgido si los hay, porque atraviesa intereses políticos y gremiales. Pero como en tantos otros rubros, la política y los gremios -o, mejor dicho, los políticos y los gremialistas de turno- han ido pateando limites a través del transcurso del siglo XX.

Evoco mis dos escuelas primarias -ambas públicas- en la década de los ´60. Recuerdo en una de ellas -Cornelia Pizarro- un matrimonio de porteros que vivían en un departamento construido arriba de la escuela. Eran amables, nos conocían a todos, nos saludaban al entrar, barrían permanentemente, preparaban el desayuno -los viernes chocolatada y facturas- que servían en unos carros largos. (Muchos años después me enteré que no era chocolate sino cascarilla, igual de rica y ahora sé también que tiene propiedades saludables: lcáscara  del cacao elimina bacterias que producen malestar en los intestinos; también es antinflamatoria y diurética). Porteros como el de Señorita Maestra que además de estar en la puerta a la entrada y a la salida, estaban atentos a la limpieza permanente y a las travesuras de los alumnes.

Pero en los ´90 todo cambió. Ya no se puede hablar de "porteros" porque su función no es estar en la puerta. Parece que a algunas de esas luces -de estrella fugaz- que aparecen en cargos públicos, les pareció que no hacía ninguna falta estar cuidando la entrada. Justo cuando modificaron el histórico horario de ingreso de las 8:45 a las 7:30, en la década donde comenzó el descontrolado peligro por las calles con los robos en las cuadras de las escuelas, tanto a los alumnos como a los profesores. Eso sí, las escuelas privadas cerraron sus puertas y pusieron porteros con mesa de entrada registrando a cada persona que ingresaba en el Establecimiento. Unos mejoraban la seguridad mientras otros la desbarataban.

Entonces, los reacomodados porteros devenidos en "Personal auxiliar" sólo debían limpiar. El punto es que las escuelas estaban cada vez más sucias (hablo en pasado porque estoy jubilada...no porque el problema se haya solucionado). A medida que pasaban los años  la tierra se arraigaba en los pisos pegoteados de chicles, en las ventanas que no entraban en el esquema de limpieza, en los techos de donde colgaban tremendas telas de araña, y en los baños....

Un día pregunté porqué todo estaba tan sucio y un directivo me explicó que el gremio es muy fuerte y que consiguieron ciertos acuerdos como "limpiar hasta donde llegue el brazo extendido". Parece ser que también habían logrado un aumento de sueldo que superaba el básico docente....

Tengo familia en Uruguay y cada tanto voy a visitarla. En una oportunidad acompañé a una sobrina a su escuela secundaria pública a entregar unos papeles. Me encontré con un espacio impecable, pintado, prolijo, alegre. Me sorprendí tanto que se lo comenté a mi prima y ella -mirándome asormbrada- me dijo "¿Y cómo no va a estar limpia la escuela? El Estado le paga a empresas contratadas que tienen que limpiar igual que en todas las oficinas públicas: baños, pisos, techos, vidrios. Todo".

Si, ya imagino lo que estarán pensando: Aquí las licitaciones son para los amigos del gobierno de turno y al principio limpian bien y luego, nada. Es posible. Pero también es posible que siendo una empresa controlada por el gobierno, éste pueda reajustar sus licitaciones (como en 2021 se revisaron los contratos con las empresas de mantenimiento de autopistas en la Pcia de BsAs).

Entender lo mal que nos hace trabajar y convivir con la suciedad y la desidia es un punto fundamental para empezar a cambiar ideas. Si normalizamos la mugre, el abandono, lo roto, despintado y obstruido, no sólo nos enfermamos sin saberlo de depresión (contaminación visual) sino que nunca haremos algo por mejorarlo. 

Si la escuela enseñara en valores y la justicia funcionara mejor y más rápido, tal vez la corruptela instalada se iría deshaciendo de a poco. 

No será fácil ni pronto, pero algún día ocurrirá, a medida que más jóvenes perciban cómo funcionan los sistemas de gobierno; descubran la importancia de participar y opinar como ciudadanos responsables; comprendan lo fundamental de sostener valores de personas de bien para convivir en una sociedad más justa y equitativa. 

Y todo eso lo debe enseñar la escuela, las y los docentes, con un plan organizado que vislumbre un futuro de respeto por todo y por todos.





miércoles, 11 de mayo de 2022

ENSEÑAR VALORES


 

Por la década de los 80 se repetía mucho en los institutos de profesorados y en las aulas de las escuelas que había que enseñar en valores.

Pero, como siempre, de la teoría a la práctica, hay un abismo y yo me preguntaba “¿Pero cómo se hace?”. Porque si de algo carecían las aulas de los institutos,  era de hablar de valores, de principios, de la vida. En esas épocas ENSEÑAR era sólo volcar los conocimientos propios de la asignatura. Sin errores de concepto. Y ahí estaba planteada la grieta entre los buenos y los malos profesores. En su sapiencia específica.

Hoy, mes de Mayo del año 2022, ocurren las mismas situaciones áulicas de siempre, y seguimos sin hacer nada. Ejemplo: desaparece una caja de cartas del juego FORTNITE pertenecientes a un niño de 5to grado de una escuela privada. ¿Qué hace la maestra? Llama a la Directora. ¿Qué hace la Sra Directora? Les dice que traer cartas u otros objetos no concernientes al sistema escolar, es tentar al ladrón.

¿Podemos aceptar eso como respuesta todavía hoy? ¿Cuántas cuestiones de valor se están jugando en esta situación? Situación que existió siempre, con objetos sí concernientes al sistema escolar como lápices, lapiceras, gomas, libros, buzos, camperas…..Todos lo sabemos, lo hemos vivido. Y la escuela siempre resolvió del mismo modo.

¿Qué asuntos se ponen en juego en este escenario?

Primero, dar por hecho que hay niños que nacen ladrones. O peor, se hacen. “Seguro que fue alguno de los niños pobres”, rápida conclusión debido a la aporofobia tan instituida sistemáticamente en la sociedad.

Segundo, la comodidad. Es más cómodo decirle a los niños que no traigan nada que tiente a los ladrones, a ponerse a conversar, hacer comprender la importancia de los sentimientos involucrados en el hecho. Ponerse en el lugar del que perdió su colección de figuritas. Enseñar empatía. Eso lleva tiempo y no sea cosa que toque el timbre de salida y se haga tarde.

Esto me hace recordar mis tiempos de infancia, cuando las Srtas Maestras sí amenazaban con “o aparece o nos quedamos todos  después del turno”. Y todos debíamos revisar nuestros portafolios –o mostrárselo a la maestra- hasta que finalmente aparecía. Llantos, vergüenza o disculpas y nos íbamos. Década del 60. Las maestras no salían corriendo hacia otra escuela para que el sueldo justifique el esfuerzo y los padres no estaban estacionados en doble o triple fila, apurados para volver al trabajo o ir al gim.

Es comprensible que no puedan quedarse –por estas razones y muchas más-. Los tiempos son otros, sobre todo en las grandes urbes. Pero, el Ministerio de Educación de la Nación podría elaborar unas pautas de trabajo a tener en cuenta en estas situaciones, o mejor aún, incorporar contenidos de inteligencia emocional y enseñanza en valores. La neurociencia es un nuevo camino, importante por no decir fundamental y no es posible que todavía sea un campo desconocido por la mayoría de los docentes.

Cursos, talleres y asignaturas específicas en los currículos de los profesorados son herramientas indispensables para la educación en el sXXI.

martes, 29 de marzo de 2022

La unificación de las teorías

 Los físicos teóricos buscan una teoría unificada de todas las fuerzas conocidas. Creyeron que la teoría de cuerdas podía dar la respuesta, pero hace cuarenta años o más que todavía lo están considerando.

Y hace algunos años ya, que crece la tendencia en muchos sectores de las diferentes sociedades del mundo, a unificar los conceptos de las religiones con la metafísica de principios del sXX, con conocimientos ancestrales de pueblos originarios y con la física cuántica –donde la química también aporta lo suyo-.

¿Que se pone difícil la cosa? Sí, no cabe duda que hay mucho por aprender y mucho por comprender.

Y yo también necesito hacer mi andamiaje (como dirían Bruner y Vigotsky), de todo lo leído y construido en mi vida. Por eso, voy a organizar mi pensamiento y mis creencias y a volcarlas en este espacio, para abrir un diálogo ya sea de coincidencias o desacuerdos.

Como lo mío ha sido la ciencia, la teoría del bigbang (la gran explosión) me permitió comprender la formación de las partículas subatómicas, luego los átomos, las moléculas, las macromoléculas, la primera célula procariota, las células eucariotas y el comienzo de todos los organismos vivos y su evolución según Darwin. Esto me “cerraba” mejor que una persona llamada Dios que nos creó, nos mira y nos premia o castiga.

Entonces, según esta teoría, toda la masa y energía del Universo estaban concentradas en un punto. Minúsculo, sin volumen de tan pequeño. Y ese punto explotó, y de esa explosión salieron los quarks –las partículas más pequeñas que la ciencia conoce- y los antiquarks –que no son partículas sino energía en forma de onda-. Con ellos se formaron más de cien partículas subatómicas –neutrinos, muones, hadrones, mesones, bosones, neutrones, protones- que fueron formando un núcleo. Y con los electrones por fuera del mismo, se completa la idea de átomo. De ahí en más, todo es cuestión de uniones químicas que formarán las diferentes estructuras cristalinas, metálicas, moleculares.

El avance de la Física teórica descubrió, que de modo permanente, un quarks se hace antiquarks, todo el tiempo –tiempo humano-. Y a la vez, el antiquarks se hace quarks. Traducido a algo más conocido podríamos decir que la masa se hace energía y la energía se hace masa. Permanentemente. Materializamos y desmaterializamos nuestras partículas nucleares constantemente. Einstein fue quien encontró la relación matemática de la masa que se transforma en energía en su famosa ecuación: 

E = m.c2  (donde c es la velocidad de la luz -300.000 km/seg- el mayor valor conocido hasta ahora)

Él fue un físico teórico, pero otros pusieron en  marcha experimentos hasta lograr que una pequeña masa de algún elemento radiactivo (plutonio, por ej.), se transforme en una terrible cantidad de energía. Energía que en pésimo uso constituyó las bombas atómicas y todo el armamento nuclear, pero que en un uso pacífico forma parte de los reactores nucleares que generan la electricidad para las ciudades, o de los aparatos de diagnóstico y tratamiento que usa la medicina nuclear, entre otras cosas.

El punto es que las partículas logren vibrar en una onda cuya frecuencia sea muy alta. A esa velocidad, en esa frecuencia de vibración la materia. se hace onda.

Lo que la ciencia experimental sigue buscando es lograr lo inverso: que la energía se materialice. La misma ecuación pero para el otro lado. Un famoso experimento  del año 2008 –la máquina de dios-, logró colisionar un haz de luz acelerado hasta obtener partículas. De hecho, la luz está formada por pequeñísimas partículas llamadas fotones que se mueven con movimiento ondulatorio (como los electrones, dualidad onda-partícula diría De Broglie en 1924). Todo, entonces, está formado por materia en movimiento ondulatorio. La frecuencia de la onda determina si es materia o energía.

La ciencia se va acercando a conocimientos muy antiguos, pero de un modo muy lento.

Nuestros pensamientos, nuestras emociones son energía, son ondas electromagnéticas, como las de la luz, los rayos X o los sonidos. El espectro electromagnético va desde las radiaciones no vistas, pasando por las que el humano detecta con sus ojos, siguiendo por las que puede escuchar con sus oídos –onda corta, onda larga-. Y nosotros sí podemos materializar nuestros pensamientos. Somos esas biomeléculas, esos átomos, esos protones, esos bosones, esos quarks y antiquarks. Somos materia y antimateria.

Materializar es visualizar. Pensar lo que deseamos, verlo como si estuviera aquí delante nuestro. Sentirlo, desde la emoción. Y lo hacemos todo el tiempo pero sin saberlo. El miedo nos hace imaginar cosas de un modo muy real –ataques de pánico que le dicen- y todo nuestro organismo reacciona como si eso estuviera allí. Lo vemos con la mente.

¿Por qué entonces, no tomar conciencia de nuestro poder y visualizar lo que sí queremos que nos pase? Creer que podemos crear. Con esa energía fuerte que tenemos cuando realmente queremos algo.

Y como todo lo que nos constituye es materia y energía a la vez, lo que nos rodea, también. Las personas y los objetos, todo está hecho de lo mismo que nosotros. Todo es materia con movimiento ondulatorio. Todo salió de la misma explosión. Todo estaba en un punto inicial. Y, las ecuaciones matemáticas parecen decir, que todo lo que salió de esa explosión quedó unido, en una gran red, una malla, unas cuerdas (¿teoría de cuerdas?) que reúne toda la masa y la energía. Estamos unidos, a nosotros y nuestros pensamientos, a nuestros seres de alrededor, a las cosas que nos rodean –naturales y artificiales-. Como un infinito tablero de ajedrez, donde al mover una pieza se mueven otras, se reorganizan, se acomodan.

Todo es creación. Todo es masa y energía. Todo aparece y desaparece, permanentemente, en un tiempo y un espacio único.

Aprender a movernos en la frecuencia adecuada es lo que nos hace sanos y felices o enfermos y fastidiosos con la vida misma. Depende de nosotros, de nuestra energía vibracional.  El libre albedrío también es nuestro, elegimos la queja (vibratos bajos) o la felicidad (vibraciones de alta frecuencia, de alta energía -porque la frecuencia de la onda es directamente proporcional a la energía que transporta:

 E = h. f donde h es la constante de Planck y f la frecuencia de la vibración-).

Y para poder vibrar en la frecuencia adecuada, necesitamos calmar la mente. Respirar profundo y a nuestro ritmo cardíaco. Meditar. En esos estados de meditación se logra la frecuencia elevada y se puede transmutar, desmaterializar, desaparecer. 
Pero como estamos malacostumbrados a decir que para creer hay que ver con los propios ojos, y aunque haya algunas filmaciones, las personas que lo logran son siempre agredidas por la sociedad, entonces no lo muestran. Las antiguas civilizaciones parece que sabían mucho de esto, pero nosotros no lo podremos comprobar hasta que no nos pase en cuerpo propio. En esos estados elevados, volvemos a la fuente, al punto inicial, a la calma, a la paz, a la perfección.

Pero, si toda la masa y la energía del Universo estaba concentrada en un punto, tan minúsculo que es inmaterial y que estaba en absoluto reposo, equilibrio, perfección… ¿por qué explotó? Esa respuesta no la tengo… todavía.

PD: Recomiendo ver la peli "Y tu qué rayos sabes?".

viernes, 14 de enero de 2022

 De qué estamos hechos? De elementos químicos. 

Hablemos de Tabla Periódica con l@s alumn@s, pero no sólo de cómo varía el radio atómico, el potencial de ionización o las propiedades atómicas. 

Hablemos de salud, alimentación, usos industriales y de científicos que llegaron a esos descubrimientos. Hombres y mujeres que dejaron un aporte a la humanidad. Hagamos de la Química algo útil y emotivo para nuestros alumnes, que son los futuros ciudadanos que generarán proyectos gubernamentales o pondrán -o no- su voto a esos proyectos. Ciudadanos que elijan con conocimiento y conciencia social y ecológica. Eso debemos generar.

Hablemos de la formación de los elementos, de los átomos según la Teoría del BigBang. De la conformación de las galaxias, las estrellas, los planetas, los minerales de la Tierra. Eso también es cultura general en el sXXI. 

Y también es formación en valores:  el cuidado de nuestro ambiente, desde el momento de entender que todo lo que usamos -TODO- proviene de recursos que se agotan. Proviene de desmontar extensas superficies de bosques o montes, de bombardear montañas, de escavar en las profundidades, para obtener esos elementos necesarios para que la industria fabrique los objetos que utilizamos diariamente. 

Entender los problemas que le ocasionamos a nuestra madre tierra por tener electricidad o gas natural, y a partir de ese conocimiento generar un uso responsable. Eso es formar en valores. 

Enseñar a consumir lo indispensable, a cuidar el agua y el aire. Buscar datos sobre los litros de agua que se consumen por persona, los kilovatios de electricidad (no sólo en el uso individual sino también industrial). Datos mundiales que comparan países y dan cuenta del grado de conciencia ecológica de cada uno. Enseñar a reflexionar, a respetar, a cambiar hábitos de consumo.

Difícil, si, como todo el trabajo docente. Pero para los que lo hacen con vocación, posible.