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martes, 17 de mayo de 2022

TEMA ALGIDO: LIMPIEZA EN LAS ESCUELAS.

 Si, tema álgido si los hay, porque atraviesa intereses políticos y gremiales. Pero como en tantos otros rubros, la política y los gremios -o, mejor dicho, los políticos y los gremialistas de turno- han ido pateando limites a través del transcurso del siglo XX.

Evoco mis dos escuelas primarias -ambas públicas- en la década de los ´60. Recuerdo en una de ellas -Cornelia Pizarro- un matrimonio de porteros que vivían en un departamento construido arriba de la escuela. Eran amables, nos conocían a todos, nos saludaban al entrar, barrían permanentemente, preparaban el desayuno -los viernes chocolatada y facturas- que servían en unos carros largos. (Muchos años después me enteré que no era chocolate sino cascarilla, igual de rica y ahora sé también que tiene propiedades saludables: lcáscara  del cacao elimina bacterias que producen malestar en los intestinos; también es antinflamatoria y diurética). Porteros como el de Señorita Maestra que además de estar en la puerta a la entrada y a la salida, estaban atentos a la limpieza permanente y a las travesuras de los alumnes.

Pero en los ´90 todo cambió. Ya no se puede hablar de "porteros" porque su función no es estar en la puerta. Parece que a algunas de esas luces -de estrella fugaz- que aparecen en cargos públicos, les pareció que no hacía ninguna falta estar cuidando la entrada. Justo cuando modificaron el histórico horario de ingreso de las 8:45 a las 7:30, en la década donde comenzó el descontrolado peligro por las calles con los robos en las cuadras de las escuelas, tanto a los alumnos como a los profesores. Eso sí, las escuelas privadas cerraron sus puertas y pusieron porteros con mesa de entrada registrando a cada persona que ingresaba en el Establecimiento. Unos mejoraban la seguridad mientras otros la desbarataban.

Entonces, los reacomodados porteros devenidos en "Personal auxiliar" sólo debían limpiar. El punto es que las escuelas estaban cada vez más sucias (hablo en pasado porque estoy jubilada...no porque el problema se haya solucionado). A medida que pasaban los años  la tierra se arraigaba en los pisos pegoteados de chicles, en las ventanas que no entraban en el esquema de limpieza, en los techos de donde colgaban tremendas telas de araña, y en los baños....

Un día pregunté porqué todo estaba tan sucio y un directivo me explicó que el gremio es muy fuerte y que consiguieron ciertos acuerdos como "limpiar hasta donde llegue el brazo extendido". Parece ser que también habían logrado un aumento de sueldo que superaba el básico docente....

Tengo familia en Uruguay y cada tanto voy a visitarla. En una oportunidad acompañé a una sobrina a su escuela secundaria pública a entregar unos papeles. Me encontré con un espacio impecable, pintado, prolijo, alegre. Me sorprendí tanto que se lo comenté a mi prima y ella -mirándome asormbrada- me dijo "¿Y cómo no va a estar limpia la escuela? El Estado le paga a empresas contratadas que tienen que limpiar igual que en todas las oficinas públicas: baños, pisos, techos, vidrios. Todo".

Si, ya imagino lo que estarán pensando: Aquí las licitaciones son para los amigos del gobierno de turno y al principio limpian bien y luego, nada. Es posible. Pero también es posible que siendo una empresa controlada por el gobierno, éste pueda reajustar sus licitaciones (como en 2021 se revisaron los contratos con las empresas de mantenimiento de autopistas en la Pcia de BsAs).

Entender lo mal que nos hace trabajar y convivir con la suciedad y la desidia es un punto fundamental para empezar a cambiar ideas. Si normalizamos la mugre, el abandono, lo roto, despintado y obstruido, no sólo nos enfermamos sin saberlo de depresión (contaminación visual) sino que nunca haremos algo por mejorarlo. 

Si la escuela enseñara en valores y la justicia funcionara mejor y más rápido, tal vez la corruptela instalada se iría deshaciendo de a poco. 

No será fácil ni pronto, pero algún día ocurrirá, a medida que más jóvenes perciban cómo funcionan los sistemas de gobierno; descubran la importancia de participar y opinar como ciudadanos responsables; comprendan lo fundamental de sostener valores de personas de bien para convivir en una sociedad más justa y equitativa. 

Y todo eso lo debe enseñar la escuela, las y los docentes, con un plan organizado que vislumbre un futuro de respeto por todo y por todos.





miércoles, 11 de mayo de 2022

ENSEÑAR VALORES


 

Por la década de los 80 se repetía mucho en los institutos de profesorados y en las aulas de las escuelas que había que enseñar en valores.

Pero, como siempre, de la teoría a la práctica, hay un abismo y yo me preguntaba “¿Pero cómo se hace?”. Porque si de algo carecían las aulas de los institutos,  era de hablar de valores, de principios, de la vida. En esas épocas ENSEÑAR era sólo volcar los conocimientos propios de la asignatura. Sin errores de concepto. Y ahí estaba planteada la grieta entre los buenos y los malos profesores. En su sapiencia específica.

Hoy, mes de Mayo del año 2022, ocurren las mismas situaciones áulicas de siempre, y seguimos sin hacer nada. Ejemplo: desaparece una caja de cartas del juego FORTNITE pertenecientes a un niño de 5to grado de una escuela privada. ¿Qué hace la maestra? Llama a la Directora. ¿Qué hace la Sra Directora? Les dice que traer cartas u otros objetos no concernientes al sistema escolar, es tentar al ladrón.

¿Podemos aceptar eso como respuesta todavía hoy? ¿Cuántas cuestiones de valor se están jugando en esta situación? Situación que existió siempre, con objetos sí concernientes al sistema escolar como lápices, lapiceras, gomas, libros, buzos, camperas…..Todos lo sabemos, lo hemos vivido. Y la escuela siempre resolvió del mismo modo.

¿Qué asuntos se ponen en juego en este escenario?

Primero, dar por hecho que hay niños que nacen ladrones. O peor, se hacen. “Seguro que fue alguno de los niños pobres”, rápida conclusión debido a la aporofobia tan instituida sistemáticamente en la sociedad.

Segundo, la comodidad. Es más cómodo decirle a los niños que no traigan nada que tiente a los ladrones, a ponerse a conversar, hacer comprender la importancia de los sentimientos involucrados en el hecho. Ponerse en el lugar del que perdió su colección de figuritas. Enseñar empatía. Eso lleva tiempo y no sea cosa que toque el timbre de salida y se haga tarde.

Esto me hace recordar mis tiempos de infancia, cuando las Srtas Maestras sí amenazaban con “o aparece o nos quedamos todos  después del turno”. Y todos debíamos revisar nuestros portafolios –o mostrárselo a la maestra- hasta que finalmente aparecía. Llantos, vergüenza o disculpas y nos íbamos. Década del 60. Las maestras no salían corriendo hacia otra escuela para que el sueldo justifique el esfuerzo y los padres no estaban estacionados en doble o triple fila, apurados para volver al trabajo o ir al gim.

Es comprensible que no puedan quedarse –por estas razones y muchas más-. Los tiempos son otros, sobre todo en las grandes urbes. Pero, el Ministerio de Educación de la Nación podría elaborar unas pautas de trabajo a tener en cuenta en estas situaciones, o mejor aún, incorporar contenidos de inteligencia emocional y enseñanza en valores. La neurociencia es un nuevo camino, importante por no decir fundamental y no es posible que todavía sea un campo desconocido por la mayoría de los docentes.

Cursos, talleres y asignaturas específicas en los currículos de los profesorados son herramientas indispensables para la educación en el sXXI.