Los físicos teóricos buscan una teoría unificada de todas las fuerzas conocidas. Creyeron que la teoría de cuerdas podía dar la respuesta, pero hace cuarenta años o más que todavía lo están considerando.
Y hace algunos años ya, que crece la tendencia en muchos sectores de las diferentes sociedades del mundo, a unificar los conceptos de las religiones con la metafísica de principios del sXX, con conocimientos ancestrales de pueblos originarios y con la física cuántica –donde la química también aporta lo suyo-.
¿Que se pone difícil la cosa? Sí, no cabe duda que hay
mucho por aprender y mucho por comprender.
Y yo también necesito hacer mi andamiaje (como dirían Bruner
y Vigotsky), de todo lo leído y construido en mi vida. Por eso, voy a organizar
mi pensamiento y mis creencias y a volcarlas en este espacio, para abrir un
diálogo ya sea de coincidencias o desacuerdos.
Como lo mío ha sido la ciencia, la teoría del bigbang
(la gran explosión) me permitió comprender la formación de las partículas
subatómicas, luego los átomos, las moléculas, las macromoléculas, la primera
célula procariota, las células eucariotas y el comienzo de todos los organismos
vivos y su evolución según Darwin. Esto me “cerraba” mejor que una persona
llamada Dios que nos creó, nos mira y nos premia o castiga.
El avance de la Física teórica descubrió, que de modo
permanente, un quarks se hace antiquarks, todo el tiempo –tiempo humano-. Y a
la vez, el antiquarks se hace quarks. Traducido a algo más conocido podríamos
decir que la masa se hace energía y la energía se hace masa. Permanentemente.
Materializamos y desmaterializamos nuestras partículas nucleares
constantemente. Einstein fue quien encontró la relación matemática de la masa
que se transforma en energía en su famosa ecuación:
E = m.c2 (donde c es la velocidad de la luz -300.000 km/seg-
el mayor valor conocido hasta ahora)
Él fue un físico teórico, pero otros pusieron en marcha experimentos hasta lograr que una
pequeña masa de algún elemento radiactivo (plutonio, por ej.), se transforme en
una terrible cantidad de energía. Energía que en pésimo uso constituyó las
bombas atómicas y todo el armamento nuclear, pero que en un uso pacífico forma
parte de los reactores nucleares que generan la electricidad para las ciudades,
o de los aparatos de diagnóstico y tratamiento que usa la medicina nuclear,
entre otras cosas.
El punto es que las partículas logren vibrar en una onda cuya frecuencia sea muy alta. A esa velocidad, en esa frecuencia de vibración la materia. se hace onda.
Lo que la ciencia experimental sigue buscando es lograr lo inverso: que la energía se materialice. La misma ecuación pero para el otro lado. Un famoso experimento del año 2008 –la máquina de dios-, logró colisionar un haz de luz acelerado hasta obtener partículas. De hecho, la luz está formada por pequeñísimas partículas llamadas fotones que se mueven con movimiento ondulatorio (como los electrones, dualidad onda-partícula diría De Broglie en 1924). Todo, entonces, está formado por materia en movimiento ondulatorio. La frecuencia de la onda determina si es materia o energía.
La ciencia se va acercando a conocimientos muy
antiguos, pero de un modo muy lento.
Nuestros pensamientos, nuestras emociones son energía, son ondas electromagnéticas, como las de la luz, los rayos X o los sonidos. El espectro electromagnético va desde las radiaciones no vistas, pasando por las que el humano detecta con sus ojos, siguiendo por las que puede escuchar con sus oídos –onda corta, onda larga-. Y nosotros sí podemos materializar nuestros pensamientos. Somos esas biomeléculas, esos átomos, esos protones, esos bosones, esos quarks y antiquarks. Somos materia y antimateria.
Materializar es visualizar. Pensar lo que deseamos,
verlo como si estuviera aquí delante nuestro. Sentirlo, desde la emoción. Y lo
hacemos todo el tiempo pero sin saberlo. El miedo nos hace imaginar cosas de un
modo muy real –ataques de pánico que le dicen- y todo nuestro organismo
reacciona como si eso estuviera allí. Lo vemos con la mente.
¿Por qué entonces, no tomar conciencia de nuestro
poder y visualizar lo que sí queremos que nos pase? Creer que podemos crear.
Con esa energía fuerte que tenemos cuando realmente queremos algo.
Todo es creación. Todo es masa y energía. Todo aparece
y desaparece, permanentemente, en un tiempo y un espacio único.
Aprender a movernos en la frecuencia adecuada es lo que nos hace sanos y felices o enfermos y fastidiosos con la vida misma. Depende de nosotros, de nuestra energía vibracional. El libre albedrío también es nuestro, elegimos la queja (vibratos bajos) o la felicidad (vibraciones de alta frecuencia, de alta energía -porque la frecuencia de la onda es directamente proporcional a la energía que transporta:
E = h. f donde h es la constante de Planck y f la frecuencia de la vibración-).
Pero, si toda la masa y la energía del Universo estaba
concentrada en un punto, tan minúsculo que es inmaterial y que estaba en
absoluto reposo, equilibrio, perfección… ¿por qué explotó? Esa respuesta no la
tengo… todavía.
PD: Recomiendo ver la peli "Y tu qué rayos sabes?".