Etiqueta: Tiempito para escribir
Viaje relámpago
Cuento.
Estilo: Laura Restrepo
Protagonistas:
1.-Laura
(viaja) 2.-Marcos (esposo) 3.-Ester
(mamá de Laura) 4.-Luchi (hijo de la
pareja, 4 años)
5.-Juana (amiga, filósofa, yogui, vegetariana,
pensamiento oriental) 6.- Dr Selbi
(médico clínico de la familia) 7.- Dr Arrauz
(psiquiatra reconocido) 8.-Josefina (enfermera).
No llores, amor mío, todo está bien, fue nada más que un susto.
Laurita, hijita, el Dr Selbi dice que estás clínicamente perfecta, que en
cuanto el psiquiatra te dé el alta, podrán volver a la playa a continuar con
las vacaciones. No llores mami, a mi también me costó volver. Todos miraron a
Luchi con asombro. Desde sus cuatro años parecía un adulto más, más adulto que
otros, inclusive. Luchi los miró y se preguntó ¿qué pasa? ¿es que ya no
recuerdan cuando vinieron? ¡Claro! Por eso todos aquí actúan de un modo tan
diferente al que habían planificado para esta etapa, ¡pobres! Eso les costará
otra vuelta. Vamos, Luchi, salgamos un ratito, que a mami la tiene que revisar
el Dr Arrauz. ¿Quién es el Dr Arrauz, papi? El psiquiatra, hijo. Pero papi, ese
hombre no va a entender lo que le pasó a mamá. Si, hijito, es un experto. Vos
no te preocupes que papi hará todo lo necesario para que mami se ponga bien.
Con cara de nada, Luchi baja la mirada pensando que los adultos creen tener
todo bajo control, cuando parecen estar tan perdidos navegando por el universo
habiendo olvidado su función. Laurita, hijita, acá llegó el Dr Arrauz. Hola
Laura, mucho gusto, ¿cómo se encuentra? me contó su esposo que estuvo
desaparecida durante cinco días. ¿Se acuerda Ud de eso? ¿Adónde fue, Laura? Silencio. Laura lo mira
entre los pelos húmedos y lacios de su flequillo, con esa cara de loca desquiciada
de película de terror. Cara que el Dr Arrauz debe conocer muy bien dada su
larga e internacional trayectoria profesional. Laurita, hijita, contale al Dr
lo que nos contaste anoche. Sr Marcos, por favor, ¿podrían desalojar la sala?
Déjeme a solas con Laura. Gracias. ¡Qué ordinario! Estos médicos famosos se
creen que son dioses ¡por favor! Siempre tratan a los familiares con desprecio,
como si molestáramos. No te pongas así, Ester, él debe hacer su trabajo. Y
seguramente, los pacientes se animan a contar muchas cosas cuando los familiares
no estamos presentes. Si Marcos, tenés razón. Vamos a tomar un cafecito a la
cocina. Cuénteme Laura, yo le voy a creer, no se preocupe. Todos dicen lo
mismo. Pero yo sé que no es así. Marcos
no me creyó nunca y mamá menos. Creen que estoy loca. Pero yo lo viví, yo
estuve ahí, yo viajé. Y ¿sabe qué? Si me llevan la próxima vez, voy a rogarles
que me dejen, que no me traigan de vuelta. Yo sufro aquí, este no es mi lugar,
nunca me sentí partícipe, por eso todos me creen rara, desde chiquita. Ahora no
me importa, porque ya sé la verdad. ¿Quiénes la van a llevar la próxima vez,
Laura? Silencio. Laura mira hacia el piso, mira los zapatos nuevos, brillantes
del psiquiatra. Piensa ¡Pobre! ¡cree que sabe algo! ¿cómo le explico lo lejos
que está del verdadero conocimiento? Imposible, está cegado por su ciencia. Se
olvidó el camino. O tal vez no, estoy prejuzgando. Ya me dijeron ellos que ese
es mi mayor problema, y lo estoy haciendo otra vez. No, él está ayudando a la
gente, desde lo que ésta humanidad y éste tiempo histórico le permite. Si bien
es cierto que él no abre su cabezota como un científico, no trata de descubrir
qué pasa con lo que no estudió, con lo que no está en sus libros; él se cierra,
se queda sólo con lo conocido. Ese es su error. ¡Qué lástima! Porque está tan
cerca de la gente desde la psicología y tan lejos desde la medicina. Laura, ¿no
me va a decir quiénes vinieron a buscarla? ¿Dónde estuvo, Laura? Viajé. Viajó,
¿adónde? Hice un viaje astral, podríamos decir. ¿Un viaje astral? ¿me podría
explicar qué es eso, por favor? Estuve en otra realidad. En otros mundos.
Conocí el lugar a donde vamos cuando nos morimos en la Tierra, o sea cuando
dejamos este cuerpo material, y nos llevamos la esencia, el alma, que es lo
único nuestro realmente. ¿Ud me está diciendo que estuvo cinco días viajando
por otros mundos, Laura? Si. ¿Quería saber dónde estuve?, ya lo sabe Dr. Y le
voy a confesar algo más, no es el primer viaje que hago. ¿Ah, no? No. Cuando
tenía cinco años también viajé. Y cuando volví se lo dije a mamá y no me creyó.
Y eso que le dije que había estado con la abuela –a la que yo no llegué a
conocer en este plano material- y mamá no me creyó. Nunca me creyó. Pero bien
que se asombraba cuando le contaba las cosas que la abuela me había dicho de ella
cuando era chica. Mamá se horrorizó, se asustó. ¿y sabe qué hizo? Llamó al Dr
Selbi quien me dio unas pastillitas rosaditas por varios meses. Y un día,
cuando decidí no tomarlas más, les dije que no sabía de qué estaban hablando, que
yo nunca había dicho que viajé en naves extraterrestres ni que conocí a mi
abuela y me dejaron tranquila. Listo. Y...dígame, Laura ¿no volvió a viajar
hasta ahora? Exactamente, Dr. Y ¿sabe qué? ¿Qué, Laura? Los que vinieron a
buscarme son los mismos, los recordaba perfectamente, sobretodo a uno de ellos.
Mientras decía esto, se le iluminaba la mirada, y una débil línea sonriente
apareció en sus labios. El ojo suspicaz del psiquiatra no pasó por alto este
detalle, y dijo: ¿Qué recuerda con alegría, Laura? ¿Qué la hace sonreír? Sabía
que se iba a dar cuenta, pero no pude reprimir mi alegría. ¡Mi amor! ¡Te
extraño tanto! ¿Cuánto más tenemos que esperar para estar juntos otra vez?
Cuántas veces pensé en matarme y así abandonar este cuerpo material y subir con
vos. Pero ya sé que eso no es válido, es trampa. Y el Universo no acepta la
mentira, ¡ya lo sé! ¿Qué le digo a este pesado ahora? Nada Dr., sonreí porque
la sensación de volar es indescriptible, me produce placer. Ajá, entonces el
viaje lo hace volando. Y…dígame Laura ¿le crecen alas? ¡No sea ridículo, Dr! No
voy a tolerar esas burlas de su parte. No, Laura, no es una burla. Ud debe
entender que los humanos volamos en aviones. Y los extraterrestres vuelan en
naves, Dr –dijo Laura con voz fingida-. Bien, Laura, ya la comprendo, pero como
Ud dijo que la sensación…Y si, ¿a Ud no le gusta volar? A mi me fascina,
siempre me gustó. Pero aquí más, porque la nave es transparente, y puedo ver
todo desde arriba. Permiso ¿puedo entrar? Disculpe, Dr es que ya pasaron
cincuenta minutos y…Si, Marcos, pase no más. Ya estábamos terminando la
plática. ¿Cómo estás mi vida? Bien, Marcos, bien, ¿y vos? Un poquito asustado,
amor. Bueno, yo los dejo solos. Laura, mañana pasaré a verla y para dormir sin
sobresaltos, le voy a dejar aquí unas pastillitas...¿rosaditas, Dr? No,
celestes, Laura.