Si, tema álgido si los hay, porque atraviesa intereses políticos y gremiales. Pero como en tantos otros rubros, la política y los gremios -o, mejor dicho, los políticos y los gremialistas de turno- han ido pateando limites a través del transcurso del siglo XX.
Evoco mis dos escuelas primarias -ambas públicas- en la década de los ´60. Recuerdo en una de ellas -Cornelia Pizarro- un matrimonio de porteros que vivían en un departamento construido arriba de la escuela. Eran amables, nos conocían a todos, nos saludaban al entrar, barrían permanentemente, preparaban el desayuno -los viernes chocolatada y facturas- que servían en unos carros largos. (Muchos años después me enteré que no era chocolate sino cascarilla, igual de rica y ahora sé también que tiene propiedades saludables: la cáscara del cacao elimina bacterias que producen malestar en los intestinos; también es antinflamatoria y diurética). Porteros como el de Señorita Maestra que además de estar en la puerta a la entrada y a la salida, estaban atentos a la limpieza permanente y a las travesuras de los alumnes.
Pero en los ´90 todo cambió. Ya no se puede hablar de "porteros" porque su función no es estar en la puerta. Parece que a algunas de esas luces -de estrella fugaz- que aparecen en cargos públicos, les pareció que no hacía ninguna falta estar cuidando la entrada. Justo cuando modificaron el histórico horario de ingreso de las 8:45 a las 7:30, en la década donde comenzó el descontrolado peligro por las calles con los robos en las cuadras de las escuelas, tanto a los alumnos como a los profesores. Eso sí, las escuelas privadas cerraron sus puertas y pusieron porteros con mesa de entrada registrando a cada persona que ingresaba en el Establecimiento. Unos mejoraban la seguridad mientras otros la desbarataban.
Entonces, los reacomodados porteros devenidos en "Personal auxiliar" sólo debían limpiar. El punto es que las escuelas estaban cada vez más sucias (hablo en pasado porque estoy jubilada...no porque el problema se haya solucionado). A medida que pasaban los años la tierra se arraigaba en los pisos pegoteados de chicles, en las ventanas que no entraban en el esquema de limpieza, en los techos de donde colgaban tremendas telas de araña, y en los baños....
Un día pregunté porqué todo estaba tan sucio y un directivo me explicó que el gremio es muy fuerte y que consiguieron ciertos acuerdos como "limpiar hasta donde llegue el brazo extendido". Parece ser que también habían logrado un aumento de sueldo que superaba el básico docente....
Tengo familia en Uruguay y cada tanto voy a visitarla. En una oportunidad acompañé a una sobrina a su escuela secundaria pública a entregar unos papeles. Me encontré con un espacio impecable, pintado, prolijo, alegre. Me sorprendí tanto que se lo comenté a mi prima y ella -mirándome asormbrada- me dijo "¿Y cómo no va a estar limpia la escuela? El Estado le paga a empresas contratadas que tienen que limpiar igual que en todas las oficinas públicas: baños, pisos, techos, vidrios. Todo".
Si, ya imagino lo que estarán pensando: Aquí las licitaciones son para los amigos del gobierno de turno y al principio limpian bien y luego, nada. Es posible. Pero también es posible que siendo una empresa controlada por el gobierno, éste pueda reajustar sus licitaciones (como en 2021 se revisaron los contratos con las empresas de mantenimiento de autopistas en la Pcia de BsAs).
Entender lo mal que nos hace trabajar y convivir con la suciedad y la desidia es un punto fundamental para empezar a cambiar ideas. Si normalizamos la mugre, el abandono, lo roto, despintado y obstruido, no sólo nos enfermamos sin saberlo de depresión (contaminación visual) sino que nunca haremos algo por mejorarlo.
Si la escuela enseñara en valores y la justicia funcionara mejor y más rápido, tal vez la corruptela instalada se iría deshaciendo de a poco.
No será fácil ni pronto, pero algún día ocurrirá, a medida que más jóvenes perciban cómo funcionan los sistemas de gobierno; descubran la importancia de participar y opinar como ciudadanos responsables; comprendan lo fundamental de sostener valores de personas de bien para convivir en una sociedad más justa y equitativa.
Y todo eso lo debe enseñar la escuela, las y los docentes, con un plan organizado que vislumbre un futuro de respeto por todo y por todos.