ANECDOTARIO
1-QUÍMICA PARA EL CIUDADANO
Cuando yo cursaba el primer año del profesorado en Química, estudiaba con unas compañeras para el examen final de Química Inorgánica en la casa de una de ellas.
Ahí estábamos, repitiendo los nombres "de fantasía" de los ácidos; nombres con que los comerciantes los vendían.
Y en ese repetir decíamos: -El ácido clorhídrico se llama muriático. El ácido sulfúrico se llama...
En eso escuchamos la voz del papá de mi compañera que dijo "aceite de vitriolo". Y además agregó: -el muriático se usa para limpiar el sarro en lavatorios, bañeras y todo material cerámico. El aceite de vitriolo es el ácido que se usa para limpiar metales y es el ácido de las baterías de los automóviles.
Nos sorprendimos de su sapiencia ya que para nosotras esos términos eran totalmente nuevos. Su hija, asombrada, le preguntó de dónde sabía esas cosas y el le respondió que lo había aprendido en la escuela.
Ese fue el día donde comencé a pensar que la Química no podía ser un contenido de pizarrón y nada más. Ahí comprendí la importancia de la Merceología -el estudio de las mercaderías- porque esa materia vincula la teoría con la vida cotidiana. Sus conceptos se relacionan con lo que usamos, comemos, vestimos. Todos los temas que atraviesa están relacionados con los productos que consumimos.
Muchas fueron las veces que fui a una ferretería a comprar "Ácido Muriático" -si pedía ácido clorhídrico pocos me entendían- y recordaba esta anécdota.
Una "química para el ciudadano" decía Faustino Beltrán. Ciudadano con conocimiento, ciudadano comprometido, ciudadano pensante.
¿Por qué se dejaron de enseñar las cosas útiles? ¿Por qué -ya en la década del 70- se enseñaban contenidos abstractos, poco significativos? ¿Quién habrá tomado esas decisiones? ¿Por qué la educación hasta la década del 60 formó gente con buenos conocimientos, claros y útiles, y luego esos contenidos desaparecieron de la currícula escolar?
Claramente en los 70 los contenidos no conducían a nada, ni a pensar, ni a saber, ni a opinar, ni menos a participar....
Nada es casual, desde el golpe militar del 55 todos los contenidos, las normas y las leyes cambiaron. Y con cada modificación curricular se quitan y se ponen contenidos, pero la lógica de lo que debería saber el ciudadano se perdió.
Y, aunque algunos gobiernos intentaron resolver la situación (Néstor Kirchner volvió a una secundaria de seis años, después del desastre del polimodal de los 90), los Institutos de Formación de Profesores nunca lograron ubicarse en las necesidades que, sobre contenidos, tiene el estudiantado superior. Sin docentes con ideas claras sobre lo que hay que enseñar, es imposible tener una educación que forme personas con valores sociales -como la empatía y la solidaridad- y ciudadanos comprometidos con decisiones importantes -sobre el ambiente por ejemplo-.
2-PSICOPEDAGOGO: mi primer encuentro.
3-CALIGRAFÍA.
¡Qué lindo me resultó escribir con pluma en Caligrafía! Aprender el movimiento de cada letra para que salga rápido, parejita y legible, que es justamente de lo que trata el escribir a mano. Que nos lean y nos comprendan la letra. Cada letra tiene un movimiento per se, que hace que se escriba rápido y prolija. Pero alguien que no la pasó tan bien, decidió que ese aprendizaje era obsoleto. Tal vez sí, para una escuela secundaria especializada en Comercio....Pero, ¿qué tal para el Magisterio? ¿Qué tal si recuperamos a aquellas maestras de bonita letra de la que los mayores nos acordamos cómo nos tomaban la mano y nos enseñaban ese movimiento?
Desde que comencé a trabajar, me di cuenta que los alumnos tomaban la lapicera de cualquier modo lo que muchas veces entorpecía el poder escribir rápido. Yo era joven y no me parecía bien decírselos. Algo que modifiqué con la experiencia.
Las letras son muy dispares y cuesta entenderlas y una se va acostumbrando. Pero tuve dos casos extremos, que cuando me contaron sus experiencias post-secundaria, reafirmaron en mí algo que ya hacía, pero con resquemor.
El primer caso fue un alumno con terrible letra. No es que se le entendía un poquito, no. No se entendía nada. Por eso me animé a presionar y a pedirle que me pase en limpio lo escrito. Mejoraba un poco, si. Pero no mucho. Cuando estaba en el ultimo año de la carrera y me contó que pensaba ir a la Universidad, le dije que si no mejoraba la letra, no iba a entrar. Porque yo ya era ayudante de TP en Ingeniería de la UBA y veía cómo los docentes y los JTP no se preocupaban por entender la letra de las evaluaciones. Directamente los desaprobaban. Y así fue. Ël vino al año siguiente a contarme que yo tenía razón. Que no le leyeron su prueba.
El segundo caso me pasó unos años después. Yo ya estaba más afirmada en ciertas cuestiones que hacen a la formación de personas, más que al contenido específico. Pero esta alumna se enojaba mucho si yo le decía que lo escriba nuevamente. Así que la presioné poco. La llamaba para que me leyera lo que había escrito, nada más. Y también vino de visita (debo decir que la escuela técnica era pequeña y con los talleres a contraturno, l@s alumn@s y los docentes lográbamosn vínculos de amor y respeto y por eso, muchísimos exalumn@s pasaban a saludar una vez recibidos). Esta chica nos contó que la habían echado de una remisería donde trabajaba, porque los choferes no le entendían la letra ni los números y no llegaban a los domicilios para buscar a los pasajeros.
Pienso, qué difícil es tomar medidas a nivel ministerial. Decidir qué materias sí, que materias no. Cuáles son obsoletas y cuáles habría que incorporar. De hecho, en la web, que todo lo sabe, hay jóvenes que se filman enseñando cómo hacer letras bonitas . Lo llaman Lettering y lo definen como el arte de dibujar letras a mano de manera creativa.
Si pensamos en los teclados, podríamos decir que ya no hace falta escribir a mano. Pero eso sería un extremo, y los extremos nunca son buenos. Los niños pequeños deben aprender a escribir con las normas básica de nuestra tipografía caligráfica.
Hoy creo que los Magisterios y Profesorados deberían tener Caligrafía en primer año, sin plumas ni otras lapiceras propias del diseño gráfico, pero con la capacidad de hacerle comprender al estudiante, que la escritura existe, para unirnos.
4.EL INGENIERO
Corrían los años ´90. Se olía a reforma de contenidos. Clima de enojo, a nadie le gusta cambiar. Yo ya daba lo que me parecía significativo, útil para futuros ciudadanos. Y la Directora me dejaba hacer.
Para una Feria de Ciencias organicé un debate: " La Energía Nuclear ¿sirve más de lo que contamina o contamina más de lo que aporta?"
Era una puesta en escena de todo lo que habíamos leído. El curso estaba dividido en dos grandes grupos: Greenpeace vs CNEA. Sin opción a elegir de qué lado querían estar. Y así preparamos una especie de Cámara de Diputados en una sesión extraordinaria.
Había diputados a favor y en contra. ¡Qué lindo cómo se vistieron!
También había ciudadanos manifestándose a favor de Greenpeace. Esos consiguieron un bombo -que nos complicó el sonido, pero fue muy divertido y creativo- y armaron pancartas.
Los de CNEA se vistieron con guardapolvos blancos y también tenían un público que los aplaudía.
Todos sabían lo que tenían que decir. Lo habían resumido, pasado en limpio, estudiado. Geenpeace hablaba de los desastres nucleares en el mundo y CNEA tenía datos para demostrar que en Argentina eso nunca pasó por el trabajo a conciencia de sus empleados. Greenpeace proponía invertir en investigación de alternativas energéticas: solar -que ya existía en países como Francia-, eólica -se estaba construyendo nuestro primer parque en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, (Desde 1994 con 500 kW).-
Todo salió muy lindo, sólo lamento que en el video no se escuchaban bien los fundamentos. Demasiado ruido externo. Cosas que pasan.
A los pocos días, entro a la sala de profesores con mi cafecito de media mañana, y escucho a un colega, ingeniero, profesor en la especialidad electrónica, decir:
-No sé para qué le meten en la cabeza estas cosas a los chicos. La energía solar no tiene futuro.
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