El orden Universal nos da libre albedrío para elegir lo que queramos, y nos apoya indiscutidamente. Esto es palabra de todos los textos de las distintas religiones del mundo. Sólo nosotros decidimos. Desde la fuerza de nuestro pensamiento vamos concatenando los hechos que nos conducirán al objetivo, o nos alejarán de él...
No todos tenemos sueños bien definidos –los llaman vocación-. Pero de entre los que sí los tienen algunos los alcanzan y otros no. ¿Por qué? Qué pregunta misteriosa!!!!
Hay antiguas sabidurías que nos dicen que cuando uno tiene un sueño y realmente lo quiere alcanzar, nada ni nadie se interpone en el camino. No existen los otros, sólo uno y su objetivo. Así entonces el Universo ve la fuerza de ese pensamiento, y se van abriendo las puertas para concretarlo.
¿Es un camino de soledad? Sí. El camino del humano en este mundo es un camino de soledad y esa es nuestra mayor angustia como humanos, es la madre de todos los miedos: venimos solos y nos vamos solos....
Cuando se nos cruzan otros objetivos –tan válidos como cualquiera- el sueño se va desvaneciendo, aparecen obstáculos –necesarios para justificar el cambio de rumbo-.
Vivimos eligiendo, la vida es una permanente elección. Es bueno que elijamos, pero lo más difícil es comprender que somos responsables de lo que hemos elegido. A medida que el tiempo pasa, nos olvidamos de los motivos y comienzan los reproches. Y le echamos la culpa a otros por lo vivido, cuando en realidad todo respondía a nuestro cambio de ideas, y el Universo nos estaba acompañando en nuestro libre albedrío...
Por eso lo mejor que nos puede pasar es estar atentos, vivir a flor de piel, saber qué sentimos y qué nos está pasando. “Conócete a ti mismo” le decía San Martín a su hija Merceditas...
Todos nos esforzamos por lo que buscamos, y nadie tiene derecho a medir el esfuerzo del otro. Cada uno sabrá de su propia fuerza, y que haga lo que haga, también tendrá que soportar cosas.
¿Qué cosas estoy más dispuesto a soportar? es la gran pregunta...
No todos tenemos sueños bien definidos –los llaman vocación-. Pero de entre los que sí los tienen algunos los alcanzan y otros no. ¿Por qué? Qué pregunta misteriosa!!!!
Hay antiguas sabidurías que nos dicen que cuando uno tiene un sueño y realmente lo quiere alcanzar, nada ni nadie se interpone en el camino. No existen los otros, sólo uno y su objetivo. Así entonces el Universo ve la fuerza de ese pensamiento, y se van abriendo las puertas para concretarlo.
¿Es un camino de soledad? Sí. El camino del humano en este mundo es un camino de soledad y esa es nuestra mayor angustia como humanos, es la madre de todos los miedos: venimos solos y nos vamos solos....
Cuando se nos cruzan otros objetivos –tan válidos como cualquiera- el sueño se va desvaneciendo, aparecen obstáculos –necesarios para justificar el cambio de rumbo-.
Vivimos eligiendo, la vida es una permanente elección. Es bueno que elijamos, pero lo más difícil es comprender que somos responsables de lo que hemos elegido. A medida que el tiempo pasa, nos olvidamos de los motivos y comienzan los reproches. Y le echamos la culpa a otros por lo vivido, cuando en realidad todo respondía a nuestro cambio de ideas, y el Universo nos estaba acompañando en nuestro libre albedrío...
Por eso lo mejor que nos puede pasar es estar atentos, vivir a flor de piel, saber qué sentimos y qué nos está pasando. “Conócete a ti mismo” le decía San Martín a su hija Merceditas...
Todos nos esforzamos por lo que buscamos, y nadie tiene derecho a medir el esfuerzo del otro. Cada uno sabrá de su propia fuerza, y que haga lo que haga, también tendrá que soportar cosas.
¿Qué cosas estoy más dispuesto a soportar? es la gran pregunta...